AMOR


En una ocasión alguien le preguntó a Jesús cuál era el mandamiento más importante. Él contestó: “El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:29-31)
Estos son los dos mandamientos más importantes porque si realmente amas a Dios con todo tu corazón, tu alma, tu mente y tu fuerza, vas a querer hacer todo lo que le complace a Él. Así mismo, si amas a otros tanto como a ti mismo, te vas a preocupar por su bienestar y los tratarás de esa manera. Sin embargo, antes que puedas amar a Dios realmente, debes comprender cuánto Él te ama.
La Escrituras explican que Dios nos demostró su gran amor al enviar a Cristo para morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores y no teníamos una relación con Él (Romanos 5:8). Cuanto más nos damos cuenta de esta gran verdad, más crecerá nuestro amor por Dios. La Biblia reconoce que nuestro amor por Dios es el resultado de que Él nos amó primero (1 Juan4:19).
Estos pasajes de las Escrituras exploran diferentes aspectos del amor que debemos tener a Dios y a nuestro prójimo.
  1. Dios debe ser el amor más grande de nuestra vida. Antes que podamos amarnos plenamente unos a otros, debemos amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, y con toda la mente y comprender Su amor por nosotros (Mateo 22:37-38)
  2. El amor de Cristo establece la norma. El amor que tenemos los unos por los otros debe reflejar el amor de Cristo por nosotros (Efesios 5:1-2)
  3. El amor sobrepasa a todos los dones espirituales. Un cristiano que entiende lo que significa el amor y lo demuestra en su vida, es el mejor testimonio para otros (1 Corintios 13:1-13)
  4. Nuestro amor por Dios nos prepara para el servicio. La profundidad de nuestro amor por Dios afecta directamente nuestra habilidad de ministrar a otros (Juan 21:15-17)
  5. Nuestro amor por otros refleja la condición de nuestro corazón. El amor que tenemos por los que nos rodean es una indicación de la fuerza de nuestra vida cristiana (1 Juan 2:9-11).
  6. Nuestro amor debe crecer. Cuanto más nos acercamos a Dios, más debe crecer nuestro amor hacia otros (1 Tesalonicenses 3:12-13)