¿Puedes tú decir lo mismo?
Mi
vida no es mía, y aún así Dios me la ha entregado en mis manos
para hacer lo que ha predeterminado que yo haga; sin embargo me deja
la opción de hacerlas a mi manera o a la manera de Dios.
Tengo
derecho a quejarme o poner mala cara ante las circunstancias,
pruebas, dificultades; pero puedo, también, renunciar a ellas y
abrazar el plan de Dios para mi vida.
Yo
fuí creado para buenas obras y no para las obras de la carne ni para
dejarme llevar por mis emociones.
¡Dios
puso sus ojos en mi desde el principio de los tiempos para hacer algo
extraordinario a través de mi vida, que incluso los ángeles se
quedarían maravillados y anhelarían hacer aquello para lo que yo
fuí creado.
¡Puedes tú decir lo mismo?
Salmo
119:105-112
1
Pedro 1:6-13
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