Cuando
una persona viene con sinceridad a Jesucristo, esta relación
transformará su vida. El cambio de verá de inmediato en algunas
personas y en otras demorará más. Para aquellos cuyas vidas
estuvieron caracterizadas por evidentes malos hábitos y una notable
vida inmoral, el cambio en su estilo de vida mostrará a los demás
que algo profundo ha ocurrido en su interior. Para otros, quienes no
se han involucrado en pecados muy evidentes, el cambio puede no ser
tan obvio, pero es igualmente significativo. Recuerda, todos nosotros
estuvimos separados de Dios por el pecado, el cual fué perdonado en
la cruz de Jesús.
Nuestra
conversión debe mostrarce tanto en fruto como en obras. Este
concepto de “llevar fruto” se usa a menudo en la Escritura para
describir los resultados de la entrega de una persona a Cristo. Si no
llevamos fruto, demuestra que no hemos aceptado a Cristo realmente
como Señor y Salvador. Producir frutos no es una opción; es el
resultado natural de una persona que entra en unión con Dios. A
veces hay confusión en este asunto de llevar frutos u obras.
Mira
lo que la Biblia dice acerca de este asunto.
- Nuestra vida debe demostrar que Dios está trabajando en nuestro corazón. Dios desea que demostremos nuestro crecimiento espiritual a través de acciones externas (Romanos 7:4).
- Dios nos ha salvado para un propósito. Cuando Dios nos dio Su salvación, dispuso que nuestra salvación nos conduzca a buenas obras (Efesios 2:10).
- Nuestro caminar debe estar de acuerdo con n uestro hablar. Dios no tiene tanto interés en lo que decimos creer sino en cómo vivimos lo que creemos (Mateo 7:21-23).